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Estamos en plenas primeras semanas del campeonato de la NFL, uno de los momentos más hermosos por los aficionados de las apuestas de la NFL. 

Escenario nuevo, colores nuevos, clima nuevo. Casi seis meses no son suficientes para acostumbrarse a ver a Tom Brady con el uniforme de los Tampa Bay Buccaneers; sin embrago ésta es la realidad, al principio virtual, y luego concreta cuando han empezado los primeros entrenamientos (ilegales cuando infringían las leyes sobre las actividades deportivas al aire libre, e inoportunos después que estas leyes han sido modificadas): Brady, con su resoluta, frenética y casi patológica propensión habitual a trabajar más que todos, había aunado a algunos de sus compañeros de equipo y se había entrenado con ellos, infringiendo ‘sólo’ la recomendación del responsable médico de la asociación de jugadores de la NFL, Thom Mayer, de evitar cualquier agrupamiento. Nada que hacer: a los 43 años recién cumplidos hace un mes, después de 20 temporadas en la liga, nueve Super Bowl jugadas y seis ganados con los New England Patriots, Brady ha preferido anticiparse a conocer a sus nuevos compañeros de aventuras, para reducir los tiempos de adaptación. Podríamos decir ¿qué importa? Importa, claro. Se entiende por las palabras de OJ Howard, tight end (el delantero que tiene que ayudar a sus colegas a abrir el camino a los portadores de la pelota, y que tiene también que ir a recibir – pues – los tiros): Howard ha dicho al famoso periodista americano Albert Breer: «el año pasado tenía un problema de postura y no me di cuenta. Cuando iba a recibir muy lejos, volvía la cabeza hacia el quarterback y corría con el hombro en diagonal. Tom me dijo pronto “pon los hombros en paralelo y sigue moviendo los brazos para facilitar la carrera, y volviéndote hacia atrás sólo cuando sabes que la pelota esté llegando». No es raro que un quarterback estudie la manera de jugar de sus recibidores y que les dé consejos, pero es raro que su aportación sea percibida a todos los niveles.

La llegada de Tom Brady en los Tampa Bay: la reacción del vestuario

 Su sola presencia ha aumentado el nivel de atención de todos, y si por un lado esto puede indicar que quizá antes había demasiada condescendencia hacia los holgazanes, por otro lado, ésta es la señal de que Tampa Bay (nombre del equipo, la ciudad sólo es ‘Tampa’) quería mejorar y ha elegido el hombre adecuado para hacerlo. Cuando acabe la experiencia de Brady con los Buccaneers esperaremos los testimonios de quien lo habrá vivido y hablarán de su legado profesional, pero ahora basta con escuchar a las reacciones. No solamente la de Howard, que sola sería de poco valor. El coach Bruce Arians, por ejemplo, podía encontrarse en una situación embarazosa: a diferencia del entrenador anterior de Brady, Bill Belichick, Arians, de 67 años, no ha ganado nada en la NFL y podría sentirse intimidado por la llegada de un jugador con carisma y sucesos tan obvios, un jugador que consigue mantener en primer plano su profesión a pesar de sus actividades rentables fuera del campo, como la línea de preparación atlética TB12, con centros especializados. Arians ha notado el impacto del recién llegado: «si eres un jugador, quizás joven, y el mayor de todos los tiempos te dice ‘bien, buena jugada’ o ‘intenta hacer esto, funcionará’, obviamente tu autoestima sube. Y tal vez basta esto, basta un poco de confianza para crecer y convertirse en grandes jugadores». Además, Arians era quarterback en la secundaria y en la universidad, pero jugaba en un sistema de ataque completamente diferente, el llamado wishbone, en el que quien desempeña el papel de quarterback tiene que lanzar poco y correr mucho con la pelota. El hecho de que se haya convertido en entrenador especializado precisamente en ‘qb’ dice tanto sobre su capacidad de estudio y del sistema que, por su parte, ha creado: de hecho, el entrenador de defensa de Tampa Bay es Todd Bowles, que hace 35 años jugó bajo las órdenes de Arians en la universidad de Temple. Todo en familia, como suele ocurrir en el deporte americano, que sí, es meritócrata, pero también está gobernado por la ley por la que, si un profesional viene de tu mismo college o instituto, se prefiere a él sobre otro con capacidades similares, pero de diferente procedencia.

Las dudas sobre la llegada de Tom Brady a la edad de 43 años

Por eso la llegada de Brady ha sido iconoclasta. Una paradoja, ya que hablamos del Rostro, del Nombre que ha caracterizado más la liga en los últimos 20 años. Pero estaba en otro lugar, se formó en otra parte y a pesar del origen de Boston de su familia, o sea New England, nació y creció en California. Tampa y Florida completan una especie de triángulo geográfico y un círculo deportivo completo, por lo que está claro que la carrera de Brady terminaría con la camiseta naranja de los Bucs. Estas circunstancias hacen extremadamente interesante la temporada, en todos los sentidos: de hecho, Arians siempre ha preferido y profesado una filosofía ofensiva valiente, audaz, un revés a las defensas adversarias, a riesgo de perder. Exactamente lo contrario de lo que Brady ha hecho en New England en los últimos años: una larga, a menudo exasperante, serie de pases cortos, con un plazo perfecto – adquirida también en los entrenamientos no oficiales, como los de la primavera a Tampa – y la capacidad de frustrar las defensas adversarias, a menudo capaces de parar los Patriots una, dos, tres veces antes de rendirse a la cuarta y darse cuenta de que había perdido su tiempo. Uno se pregunta si Brady todavía tiene el brazo, o sea la capacidad de dar un pase largo, más allá del último defensor, una capacidad solicitada en el sistema ofensivo de Arians; la respuesta es triple: 1) se conocía antes la filosofía del coach, pues un motivo habrá si el matrimonio se ha consumado; 2) las mediciones dependen del estado de forma, que es temporal; y 3) no se puede saber antes, y éste es el elemento más fascinante de todos.

 

Tom Brady en Tampa: los números del fenómeno NFL

Brady puso un pie por primera vez en el Raymond James Stadium el viernes 28 de agosto. A las 8.28 de la mañana se anunció, porque se convirtió en un hecho histórico. Incluso un banal entrenamiento ya no se hace en el centro técnico, sino en el estadio donde se jugarán los partidos, aunque las dos instalaciones están a unos pocos cientos de metros la una de la otra. El escrutinio sobre Brady no ha sido muy diferente al que, insistente y obsesivo, se les hace a los nuevos futbolistas de los equipos italianos: un furioso e inútil cuento, paso a paso, de lo que ha pasado, un análisis al microscopio que puede hacer perder el sentido amplio del proyecto. Y los números son larguísimos: desde su primer partido como titular en septiembre de 2001, Brady ha tenido más de 500 compañeros de equipo diferentes, ha tenido que relacionarse con receptores de todas las posibles formaciones técnicas y culturales y, en este vórtice, ha tenido como punto fijo al coach, Belichick. Ahora no tiene tampoco esta garantía: ahora el punto fijo es él, es lo que Tampa se ha llevado, precisamente para comunicar y mantener vivo uno de los equipos menos apreciados de la NFL. El año pasado, su predecesor Jameis Winston realizó 30 intercepciones, o sea sus lanzamientos fueron parados por sus adversarios, y siete veces la pelota se puso directamente en touchdown, récord negativo. Ahora está Brady, que 30 intercepciones son las que ha tenido en las últimas tres temporadas. Y el contraste es aún más grande si consideramos el hecho de que Winston ha cometido la mayoría de sus errores sobre los lanzamientos cortos – por otra parte, es más difícil que un lanzamiento muy largo sea parado y puesto en touchdown, porque hay más adversarios a evitar – y en cambio, TB12 sobresale precisamente en estas situaciones. Luego uno intenta concentrarse y recuerda que el último lanzamiento de la carrera de Brady en New England fue interceptado y puesto otra vez en touchdown, en el partido de playoff que perdió contra Tennessee, y se entiende lo complicado que es evaluar y juzgar. Y ya que estamos: los dos jugadores con el mayor número de yardas lanzadas, casi 170.000 en total, son Brady y Drew Brees, el quarterback de los de New Orleans Saints. El primer partido, el domingo 13 a las 22.30 italianas, es New Orleans-Tampa Bay. Por así decirlo.